Viejo pergamino

El cuaderno de los poemas felices, mi viejo pergamino de tiempos salvajes, guarda en su cuerpo el recuento de una juventud que hoy parece historia de otra vida. Hilvana un tiempo de intensa inquietud. Leerlo es como navegar misterios. Es viajar a otras eras o a extraños planetas. El tiempo y la cadencia de los sucesos se sienten ajenos. Incluso el paisaje parece lejano.

Tanta vida se ha gastado desde entonces. Tanta piel ha migrado.

Más allá de la sensación de aparente distancia, subyace una inmensa verdad.

Alguna vez existieron jóvenes con hambre de mundo y de vida, con un apetito jovial y voraz. De aquellas chicas y chicos quedan retazos de memoria, tatuajes invisibles, imágenes sepia, la complicidad del silencio. Secretos discretos. Música interior. Miles de palabras, algunas escritas. Y a veces prodigios, regalos del pasado aún con sangre y corazón.

Porque, como si de un conjuro se tratara, emergen iluminados y completos desde historias sólidas en recuerdos.

Y no llegan en vano. Reviven y sacuden un presente que se quiebra. Ponen orden en cúmulos de años cansados. Dejan un toque de esperanza. A su paso, queda el gran umbral abierto de nuevo.

Al final del día, el cuaderno es un poderoso símbolo, una reliquia conservada a buen resguardo. Cuando el tiempo así lo dicte, por el andar de la pena o por el desasosiego, sus páginas cobrarán de nuevo carácter de talismán.

 Y ahí estará la joven, intacta, aguardando a ser invocada para volver con la lumbre de su historia a iluminar los días ocaso.

Y volverán también los demás, como fantasmas, con sus cuerpos jóvenes y sus sueños aún de pie. Volverán en el recuerdo, gracias al viejo cuaderno.

2 comentarios sobre “Viejo pergamino

  1. Cualquier papel es un desahogo temporal de las perturbaciones de corto plazo, donde mi ello, entra en conflicto de mi super yo, palabra que en su mayoría tiene su génesis en una discrepancia existencial. Donde el resultado de la misma es un grito interno que dice: “ ¡Maldita Moral !”. Mis palabras son efímeras tanto al punto que no recuerdo ni que he escrito, así como nacen así mueren, su destrucción es hecha con mayor facilidad que su creación misma. Ahora que veo lo de tu cuaderno, me pongo a pensar: – ¿ sería bueno que yo tuviera tal bitácora? – una pregunta que al momento no tiene respuesta.

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