Con celosa devoción

Coloco en las extremidades del árbol capítulos de historias únicas, irrepetibles. Mis hijos, con cada tramo de su infancia en la mirada, asoman como estrellas en los adornos.

Hoy son hombres mis hijos. Pero las figuritas guardan con celosa devoción más de dos décadas de recuerdos. Casi puedo escuchar sus voces como eran antes de que cruzaran el puente.

Y la emoción me subyuga bajo los silencios que quedaron en su sitio. Me queda grande la noche, por eso te lo cuento. Tal vez tú también oyes lo que me cruje dentro.

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