Las pieles que mejores caricias me han prodigado están cubiertas de palabras.
Si tomo su cuerpo en mi manos, se desvive de puro amor. Me cuenta historias, me lleva a lugares, me hace sonreír.
Me devuelve la ilusión, me pone a bien temblar.
Jamás me ignora, no coloca desprecio en mi aire, no me mira amenazante. Me deja ser, se deja hacer.
Nunca en la vida, un amante como los libros. Nadie tan entregado. Nadie tan generoso.