Ha vuelto la luna. Suculenta,
tan hermosa.
Es precisa nuestra luna blanquecina,
sabe que estamos al borde del precipicio
y regresa como un milagro.
Con luz, porque vio tinieblas,
cercana porque adivinó soledades.
Prometedora,
para que bocas nuevas se besen.
Serena para apaciguar quebrantos.