Tejiendo la niebla

Las primeras horas del año las pasé en el final de un libro conmovedor. Pocos ritos ofrecen este tipo gozo.

“No quiero beberme tus palabras; vengo a hundirme en el río que me libera. A descoser mis venas escondidas…”

El fuego de Mayuelas, la niebla de Tactic, la perpetua promesa del Norte, su mítico misterio. Victoria necesita partir, ganarle la partida al hambre, al espectro de la muerte.

Migra, construye vida nueva, vuelve por sus hijas. Juntas cruzan fronteras, silencios, ríos, cautelas imprescindibles.

Tocada por la gracia del asombro, Claudia, la menor de tres hijas, observa, cuenta, escribe poesía, invita a crecer con ella.

Las protagonistas de esta historia son mujeres marcadas por las complejidades de nuestro país, contradicciones que combinan la belleza de la tierra con la hostilidad de crecer en ella. Ser mujer aquí no es fácil.

“Todas hemos pasado por el mismo infierno.”

Las que migran llevan por siempre el aroma de Guatemala en íntima nostalgia. Tejen en la niebla, aunque hayan renacido en la otra tierra.

Claudia D. Hernández escribió esta historia en el idioma de la nueva vida, Vania Vargas tradujo el texto y, me atrevo a decir, interpretó sin distorsión aquello que subyace más allá de las palabras.

Claudia D. Hernández , traducción de Vania Vargas, editorial Sophos

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