No te escondas esta noche,
regálame al menos una más.
Que sea larga,
que llegue iluminada y,
si pudieras,
que sean dos.
No te escabullas por ese ojal celeste,
te pierdes dentro, te ocultas tan pronto
y las estrellas aun no asoman.
Me dejarás a mi suerte, de nuevo,
flotando a merced de la tiniebla.
Apenas completas tu luz redonda,
apenas alcanzas iluminarme completa.
Abro y cierro los ojos, suspiro, siento.
De nuevo los abro y realizo que
pronto tocarás la retirada.
No terminas de remendar lo rasgado,
yo no alcanzo del todo al olvido.
No son suficientes para tal milagro,
tus pocas noches de llenura.
No te vayas todavía luna mía,
no sabes que al partir
dejas en pena tu espacio vacío.
Algo de inquietud, un tanto de temor,
una soledad, o quizás sean dos.