Querido mío, no nos estamos entendiendo. Lejos quedaron aquellos años en que pensábamos igual. Bailábamos pegadito, pero ahora decidiste alejarte. Me guiñas el ojo, luego me sacas la lengua y bailas para el otro lado. Me ignoras. No sigues mi música ni mi ritmo. Si tan solo pudiera adivinarte como en el pasado, podría darte lo que esperas de mí. Pero te has vuelto caprichoso. No me abrazas y además te burlas.
Sin embargo ¿sabes algo? no importa. Aunque me traigas por la calle de la amargura, estoy contenta. Si, Mundial impredecible, no hemos coincidido, aun así te quiero, y aunque no me creas, me haces feliz con tus sorpresas improbables.
Besos y abrazos,
Quiniela de Nicté