Creo en los libros con ímpetu feroz. Creo en su belleza, en su poder de expandir y cultivar, en su capacidad de incitar.
Creo en el fascinante movimiento que producen en el alma.
Creo en su capacidad de arropar, sostener, conducir, de provocar cuestionamientos.
Creo en los libros como instrumento esencial para romper muros, tender puentes y provocar evolución.
Creo en los libros con arrojo y devoción. Creo en ellos como el mejor camino para formar personas, integrar tribus, construir comunidad.
Creo en los libros con ráfagas de inusitada esperanza, creo tanto en ellos como creo en la libertad que conceden.