Visito este libro con prolongada intermitencia. Lo leí completo hace algunos años pero quedó cercano, en la bóveda de los imprescindibles.
Vuelvo con intención aleatoria y aterrizo en capítulos o fragmentos o frases que resuenan como por arte de magia, como si supieran. En sus sentencias el estado de ánimo encuentra cobijo.
Más allá de instruir, The Art of Memoir inspira, traza rutas cuando impera el agobio, es aguda brújula para llegar al lugar de la aceptación sin cláusulas.
Celebra el proceso creativo y lo extiende a la experiencia de sobrevivir mientras navegamos la caprichosa cotidianidad.
Sus páginas otorgan licencias necesarias para la completitud humana: libertad, caos, asombro, cuestionamiento, imperfección… posibilidades todas, sin el peligro de morir en el intento.
Lo vivido con toda su luz y cada una de sus sombras, con la miel y la bilis, el llanto y el gozo, se presenta como almácigo del arte narrativo.
Mary Karr tiene ese poder.
