Lo nuestro es tribal, es sangre y es historia. Somos eslabones en el tiempo, una cadena de mujeres que ha atravesado siglos y poblado tierras desde una lejanía que no conocemos pero sí sentimos. Nuestra abuela late en las memorias, cada una la guarda de acuerdo a su historia personal, todas con la amorosa devoción de nuestra historia colectiva.
Asoman las bisabuelas, una que conocemos únicamente a través de su leyenda de mujer en perpetua acción, dueña de afanes grandes, madre de hombres. Otra a la que recordamos como pajarita que fue quedándose dormida en las cobijas del tiempo, hasta que dejó de despertar.
Antes de ellas sus madres, las madres de sus madres y las otras madres.
Cuánto me gustaría conocer las historias de las antepasadas que caminan nuestra sangre.
Un collar de mujeres, nuestra familia, una tribu en la que dejamos la vida si es preciso, cuidando unas de otras.

«…las historias de las antepasadas que caminan nuestra sangre.»
Precioso, Nicté. Felicidades por veros tan felices!
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