Que llegue su aroma en la ventisca de noviembre, su voz, como eco de los tiempos vivos, que el tatuaje de su historia se imprima de nuevo en la tuya.
Deseo que hoy sientas en la piel la vida de tus muertos, que su presencia sea luminosa, sonora, táctil, que borre la distancia.
Que la muerte, hoy celebrada, se desentienda de su afán cotidiano, que se emborrache y olvide su condición difunta.
Que en su día los muertos vivan.