Recurro al libro duende, de nuevo me asedian las dark hours. Y hurgo sus páginas en busca del amor y de la antorcha, los sobrevivientes de su Revolución. A lo mejor no me ven-soy tan invisible en medio de la darkness- o no me reconocen -mi rostro desfigurado por the ugly hour.
Peor aun, quizás ella, la única antorcha encendida, lo quemó a él y caerán sobre mi cuerpo cenizas del amor que guardaba el libro duende. Ni imaginar lo que llegará después, agazapado en el darkest of times, para continuar cubriéndome de ceniza.