Como a la vida misma

Mi profesión es asunto de contabilidades y números. Mi deber es custodiar su buen rumbo, como si fueran barcos en alta mar. Soy capitana de pequeñas navegaciones financieras, y me lo tomo tan en serio como a la vida misma. 
Pero las monedas tienen dos caras, y las almas más de dos facetas.
Mi pasatiempo, mi pasión, mi salvación, el contenido de mis ratos solitarios es y por siempre será  la literatura. Un entretenimiento vital.  Leer y escribir y contar, verbos que definen mi sustancia.  
No. No soy escritora, soy apenas una mujer que en sus ratos libres y en el margen de sus trepidantes horas y cuando el duende que la habita le suplica, se dedica a escribir por el gozo inmenso que hacerlo produce. Sin ilusas pretenciones,  lo necesito tanto como a la vida misma.
Eso es todo, y me basta y me sobra. 
                     

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