Tengo cuarenta y siete años y todavía no encuentro todas las respuestas a las preguntas que me ocupan la inquietud. Casi cinco décadas y aun brotan en los pliegues de mis sesos nuevas curiosidades. Como cuando tenía seis, como cuando tenía veinte, como ayer. Traigo a cuestas toneladas de interrogantes.
Lo más probable es que la mitad del tiempo que he de vivir la dejé hace un rato, o quizás hace dos. Sabrá nadie cuantos años he de vivir. Y eso me trae a una de las preguntas que hago un día sí y el otro a veces. ¿Quién se ocupará de esta anciana a quien la vida no le dio hijas? Los hombres se ocupan de asuntos prácticos y lejanos, ellos se pierden en ese otro mundo. No llevan a las viejitas ni al médico, ni al salón de belleza, ni al baño. Y di a luz una vez a un niño, y ¿Qué creen? la segunda también. De niñas nada. La vida sabrá por qué. Yo también tengo vagas nociones. ¿Quién les habría tejido primorosas trenzas en su pelo, si soy incapaz de trazar una línea recta?
Más allá de la explicación científica de por qué perdemos la vista, me intriga la decadencia de los ojos. Es el más rotundo de los envejecimientos. Triste error que se estropeen, si cada vez hay más asuntos interesantes que explorar, más belleza que descubrir. Y, supongo también, que llegará el día en el que habrá más tiempo para ver. Para conocer lugares, para ver mares en otros sitios, para ver gente. Y ahí van los ojos a cansarse. ¿Y qué decir de los libros?Si cada día brotan en la red y en las librerías tesoros devorables, ¿cómo no traerlos a casa? Es inevitable, aunque los ojos se asusten cuando salimos con media docena dentro de un bolsa.
Traigo enredadas también las curiosidades tristes. Las políticas, y las históricas. las nacionales. Por más que leo y leo, no termino de entender el conflicto palestino, para mencionar una de tantas. No tengo mente tan grande para comprender tales sufrimientos. ¿Por qué no se logran hermanar los judíos y los árabes? Y si a historia vamos, ¿qué fue lo que provocó siglos de siglos de persecución al pueblo hebreo? tantos territorios, tantos movimientos para desplazarlos. Y la peor de mis preguntas sin respuesta: ¿Cómo fue posible que el pueblo alemán permitiera que en su nombre aquel loco y sus oficiales cometieran las atrocidades y brutalidades que sucedieron en la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué jocotes atravesaba su mente? ¿Dónde estaba su corazón? Leer tanto a veces duele.
De las nacionales no hablo, porque enciendo la chispa de un incendio que no se apaga fácil. Pero ¡Ay Dios! Guate es Guate.
¿Por qué un día mi perro me ama y al día siguiente me huye? ¿Cómo explicar que esto no sucede sólo con el perro? ¿Por qué los humanos tenemos columpios en el alma?
¿Por qué engorda el azúcar si es tan deliciosa? O dicho de otra forma ¿Por qué algo tan delicioso puede ser tan engordante? Si sigo con temas de dulzura, ¿Por qué busco chocolate cuando me siento triste? ¿Tendrán poderes mágicos el azúcar y la música y la Nutella? ¿Por qué llorar alivia?
Puedo listar muchas interrogantes y curiosidades más.
Pero, de nuevo… ¿Por qué será que la gente no lee los textos largos?
Creo que es muy natural tener nuestra mente llena de curiosidades e interrogantes constantes. No puedo imaginar una vida sin eso. Solo Dios sabe la razón de haberle concedido dos hijos varones. Seguramente hay explicación científica para eso. No preste tanta atención a que ellos, eventualmente, se ocupen de su Madre de anciana. Mejor piense que esa Mujer de 47 años les transmitió valores, educación, y al final les enseñó a volar solos para ser hombres de Bien. Tantas preguntas sin respuestas, algunas más profundas que otras. Una simpática y graciosa es «Todos los aviones comerciales tienen las famosas Cajas Negras, construidas de un material que permite que no se destruyan en un accidente aéreo..la pregunta es: Porque no construyen Todo el avión de ese mismo material?? Sonría por favor… :)Finalmente, unos datos curiosos, de Historia, que leí en la biografía de Stalin, escrita por Edvard Radzinsky: los dos patitos feos de Europa después de la Primera Guerra Mundial eran la Rusia Bolchevique y la Alemania derrotada. Eventualmente llegaron a tener nexos por asuntos económicos. Bajo el Tratado de Versalles, Alemania no podía tener entrenamientos para sus fuerzas armadas en su país. Lamentablemente, Rusia les permitió establecer estos campamentos de entrenamiento en territorio ruso. Adicionalmente, Rusia les permitió hacer experimentos secretos que llevaron a la creación de la industria de Armas Químicas. Eventualmente Hitler utilizó esta tecnología en los campos de concentración. Hay otras similitudes entre Stalin y Hitler pero mejor los comentamos en otra ocasión.
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