
Dices que en páginas me gasto la vida, que de lo único que converso con euforia es de literatura. Quiero entregártelo, pero no encuentras el vínculo trascendental entre mi relación con los libros y lo que puedo ofrecerte. ¿Qué puedo hacer para que sientas el eslabón y lo disfrutes?
Es cierto. Si se abre la puerta de una conversación literaria participo con euforia. Tanta es la pasión que siento por el arte de las letras, que igual de apasionada participo de la tertulia construida en torno a ellas. Y puedo estar ahí horas o días. Llevo una vida en ella.
Pero te pierdes en lo fundamental. No solo de libros puedo platicar. ¡Qué va! Solo son la antesala a todos los universos.
Háblame de historia y evolución. Toquemos siglos AC, siglos DC, déjame que te cuente de los personajes de antaño que he conocido. Viajemos juntos a épocas y lugares remotos.Exploremos cómo vestían, o en dónde vivían las personas de antes, qué nos dieron o qué nos quitaron. Hablemos de sus ideas. Los de oriente y los de occidente. Los poderosos y los oprimidos. Entusiasmada dibujo con palabras y detalle cómo luchaban, morían y vivían. Cómo se enamoraban.
¿Quieres platicar de amores? Prepárate, porque la charla se torna larga y amena. Soy capaz de sacarte de tu zona cómoda o de hacerte suspirar. También puedo usar lenguaje controversial, si eso te place. En temas de quereres y pasiones el abanico es infinito. Es naturaleza humana.
Puedo contarte sobre enamorados jóvenes o enamorados viejos. Describo un amor a primera vista con los detalles que existen o los que aún no han sido inventados. Y los desamores también. Encuentros, desencuentros, todos ellos brevemente míos.
Cuestiono mucho, busco respuestas. Sobre todo si se trata de los humanos y la forma en que nos relacionamos, ante todo, si algo no se entiende con mis emociones. Desafío verdades dadas que, para mi brújula no lo son. ¿Hablamos de eso? Derrumbo prejuicios, si eso te gusta. Encuentro prodigios dónde y en quiénes pocos lo han logrado.
Sumerjámonos en el dolor y la resiliencia. Descifremos sus razones. O platiquemos sobre segundas oportunidades, sobre reencuentros o nuevos comienzos. Podemos abordar la muerte y sus misterios. Hablemos de sexo, hablemos de todo. Sueños o emociones.
Hombres grandes o pequeños, mujeres de antes o de ahora, personajes de verdad o de novela. Poesía, arte o cocina. También de música. De mucho puedo hablar, lo hago con arrojo feliz. Y con euforia lúdica. O puedo ser circunspecta, si eso te entusiasma.
Deseo compartirte en forma de charla un poco de gozo. Un trozo de la mágica experiencia que me ha abierto las puertas. Ese ritual que con suavidad o en caudal vertiginoso, conduce a los espacios infinitos en donde encuentro todo. O casi todo, sobre aquello que juntos podemos explorar. Y mucho más.
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Lectura le llaman a esa manía mía que te incomoda. ¿Por qué te irrita? No es una verruga sobre mi nariz. Es un hábito simple y cadencioso. Un acto de constante redención, que da color a alguno de los matices que hacen de mí quien soy: Una mujer curiosa, con apetito de conversación. Y de buenos textos, por supuesto.