Ansío, a veces
dejar la condición humana
escapar del cuerpo
cambiar de historia.
Abandonar
la redondez
de mis caderas,
alejarme del cabello largo.
Saltar de los tacones
despedirme de las prendas
que amordazan
y disminuyen.
Hacer perdidizos los labiales
las gafas
todas las medicinas.
Perder hasta el perfume.
Emerger por los poros
triunfante
como si fuera ligero vaporcito
como rocío.
Olvidar que la nuestra
es una existencia
de complicación
un laberinto de contradicciones.
Dejar atrás los sinsentidos que nosotros mismos tejemos.
Si fuera corriente marina
¿Qué sentiría ?
Recorrería el mundo en el vaivén de las mareas.
Te recorrería a ti.
Si fuera viento que acaricia
sin dejarse ver
¿A qué confines viajaría?
conocería
como nunca
la magia de la tierra.
Te conocería
como nadie
a ti.
En los días de peso
de feroces silencios
ser brisa y ser aire.
Imaginar que así sucede después de morir.
Adivinar cómo se abre el espíritu, cuánto se libera
y se funde en uno
con la naturaleza
como amantes
Observar cómo flota
en las inmensidades
con gozo interminable
sin tribulación alguna.
Ansío, a veces
ser cómplice del agua
hermana del aire.
Húmeda.
Cálida.
Expandir y transformar hasta el infinito
la experiencia vital.
Ser gota.
Ser molécula.
Aunque lo fuera
en la brevedad de un sueño.
Poseer libertad pura
para ser
y para estar.
Regresar nueva
a mi estado natural
de mujer que tanto siente.
Purificada
para amar más
para dar mejor.
Iluminada para crear.
O quizás
no regresar jamás.
A veces…
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