Son clase aparte. Un grupo apto para todo tipo de estudio: psicológico, sociológico y hasta antropológico. Curioso universo son los adolescentes. Van por ahí librando batallas imaginarias. Privacidad y libertad sin límite son sus causas. Tienen ánimo de conquistadores, van en pos del Reino de los Permisos. Codiciado territorio dominado -a veces- por el clan de los papás. La testarudez y la necedad son su estrategia, les sobra energía para insistir, arma poderosa. Esa que nosotros los adultos hemos gastado en menesteres menos demandantes.
Respiro e invoco a las deidades de la paciencia y la sabiduría. Cosa complicada es malabarear con el ánimo indómito de nuestros jóvenes amados. Y como no poseo habilidades bélicas, mejor acudo al campo de batalla con una canción como lema: «Con un beso por fusil»…
Merecen nuestros besos y abrazos aunque ellos estén atrincherados. Al fin y al cabo, alguna vez hace mucho, militamos en las mismas filas, y con sabio amor nos enseñaron a firmar la paz. O con coscorrones, pero encariñados.