Te veo caminar largo, caminar feliz. Recuerdo cuando nos contaste acerca de tu sueño. Parecía tan lejano, pero los días corren y las cosas pasan. Hoy estás allá, en ese lugar de ideas grandes, de colores y formas, de verso y prosa. “Persigo mi pasión” me dijiste.
Ya ves, te embarcaste en un viaje de arte e ingenio. Aquí te pienso, te siento y veo tu vida como un libro que empieza a escribirse con palabras de creatividad e imaginación. ¡Qué felicidad Javier! Peso más que nunca, porque el orgullo de mamá tiene más toneladas que nada en este universo.