Flota una criatura gris sobre la ciudad. No. No flota. Acecha. Tiene garras y colmillos y un estómago devorador. Tritura sin miramiento la esperanza, la mastica hasta hacer con ella pequeñas derrotas.
Son grises también, las derrotas.
Y la criatura gris que cubre a la ciudad de amenazas se desploma líquida sobre las calles. Cae sobre la vida completa con todo el peso de su afrenta. Llega rotunda, como premonición.
Moja cabezas y sueños y voluntades.
Me empapa la distancia y los silencios. Me convierte en un ser de pequeños afanes, gris y derrotado.
No puedo ver hacia el cielo, una criatura gris lo ha escondido. Tiene colmillos y tiene garras. Observa mi piel, ¿lo ves? Nota lo qué en ella ha rasgado.
La criatura devoró la esperanza urbana con el poderío de su cuerpo gris.
La mía también.