Ni la suma de todas las imágenes que de ti guardo logran reconstruirte completo.
Siempre serás, padre, una nostálgica construcción en proceso, un rompecabezas dentro de mi memoria.
Todo tú, incompleto para la eternidad.
A veces llegas sombra, otras sonido, en algunas ocasiones sos una secuencia de movimientos tan reales que logro borrar durante instantes el túnel de los largos años.
Completarte es una especie de misión. Hoy, en esta oscuridad nueva, en este silencio, hoy, que me dolés en cada carencia, hija de la muerte, soy consciente de su naturaleza permanente.
Tu retrato grande llegó a otra pared. No fui yo, padre, quien te desterró del rincón. No comprenden las otras manos que solo yo debo tocarte.
Te veo aún, ahí estás en el nuevo sitio, casi te encuentro, casi. Nadie entiende.
Enloquezco de ira.