Se escurre una canción en las sombras de la noche
es una tonada tan bella
desconocida
Nada evita que me conmueva hasta las lágrimas,
nada evitará que luego me abandone
quedaré a solas
Surge un sentimiento impostergable cuando la música se impone
pasión arrebatada
Giró dando pequeñas vueltas en este aire de viernes,
mi canción escurridiza
Danzaba seductora sobre un pentagrama imaginario.
Bailaba ella, giraba también yo
agradecida por las notas
El eco de su piano entró por el umbral de mis oídos hacia el vestíbulo sonoro de mi pecho,
con osadía musical trazó suaves volutas en mi vientre,
como aquellas mariposas
Su magia melancólica me ha golpeado para siempre,
luego, silencio.
Ha escapado la melodía desconocida,
resbaló en pocos, largos minutos,
inolvidables minutos
Salió por la ventana en búsqueda de sombras y búhos.
Y en el silencio que ha dejado procuro tararear su recuerdo.
Queda en su espacio
una lágrima cristalina
Tengo en el cuerpo canciones que jamás olvido,
aunque anónimas,
huyan por la ventana hacia el misterio
de la noche