No puedo dormir. Sin remedio viajo en la proa de un barquito de papel sobre océanos de palabras. Anclo en islas con flores y arbustos de poemas, sus palmeras son versos verticales que suben al cielo en búsqueda de besos. Arenas infinitas cubren la playa con universos de historias. Hablan de amor en estrofas suaves. Otros párrafos son cantos a silencios oscuros, a tiempos añejos, a niños que ríen. Música inolvidable da vueltas en la brisa. También guardan -las arenas de historias miles- dunas de muertes tristísimas, lágrimas como ríos y estrellas de abrazos irrompibles.
Viajo en la proa de mi barquito de papel hacia el continente que habitan las tierras y los lagos de otro libro. Tantas palabras escritas en los campos, en las calles de pasos veloces, en el aire con ruidos y en los puertos que me reciben. Muelles de hojas blancas pobladas con pelotones de letras empiezan a contar historias. Cuentan y cuentan mientras busco un trozo esponjoso de sueño.