«Strong emotion» dijo Virginia Woolf «must leave its trace.»
El rastro de lo sentido se hace perpetuo al escribirlo. La emoción se vuelve carne de palabras. Su cuerpo, una escultura de curvos párrafos.
Plagas de archivos invaden mi pantanal de carpetas. Transformo cuadernos en desórdenes de fonemas durante horas de lápices y recuerdos. Enternecimientos y turbaciones y arrebatos hablan sobre un desierto de papel, y cubren cada palmo de sus arenas. Laberintos vitales de palabras protegen lo sucedido de caer en los abismos de la desmemoria. Tienen vida, son frases-testigo, evidencia a prueba de tiempos.
Tanta experiencia guardo en el caos de mi armario mental. La necesidad de escribirla es irrefrenable. A veces confundo qué llegó primero.