No han sido muchos los sitios que a mi casi media década he conocido, el ritmo que la vida ha impuesto a mi tiempo y a mis afanes no está en sincronía con ningún modo nómada. Precisa trabajar. Es asunto de responsabilidades y ocupaciones.
A cuenta gotas las ocasiones han llegado, y tal vez por eso la constante búsqueda es más intensa, y el asombro aún más impactante.
Llego a espacios que deslumbran y que me roban aliento. Enmudezco a ratos para tragarme colores y formas, para envolverme en sonidos y en olores. Desearía llevarlos en maletas para llenar ratos vacíos. Es imposible, pero algo de ellos vuelve conmigo, imágenes para siempre.
Tomo fotografías para fabricarme recuerdos, para descifrar historias, para inventarles poemas o cuentos. Las hago también para escribir capítulos de mi propia leyenda.