Lugares de magia y soledad. Iluminados,
con olor a tierra o sabor a mar,
espacios para encontrarme.
Perfectos.
Para el vaivén eterno de las emociones encontré una hamaca, frente a una bahía solitaria.
Perfecta para arrullarlas y darles consuelo. Su balanceo sin estrépito fue ideal para pensar, para pensar sin temor.
Eternidades de tantos tamaños.
La mía pequeña,
la tuya…¿quién sabe?
Siempre has estado ahí.