Se va metiendo despacio, ocupa tu cuerpo y alcanza al espíritu. Hace cosquillas, como si fuera suspiro o brisa en el mar. Llega a la mente, al corazón y a veces a los pies. Los pone en movimiento. Retuerce a alguna tripa o a muchos recuerdos. Pone sonido a la nostalgia y también a la alegría.
Produce malteadas entre generaciones. Es un arte capaz de unir a viejos y jóvenes. También está aquella que ha sobrevivido siglos y no pierde gracia.
Es la música, la mágica milagrosa y exquisita combinación de acordes, voces y mensajes. Hoy celebramos, entre goles y quinielas, su día Internacional.
Imprescindible resulta el arte musical. La vida fuera medio agónica si en lugar de música solo escucháramos silencio.