Sé de dos armas letales. La intención las orienta: o paz o guerra. Son capaces de infligir calor o frío, de acariciar o abofetear. Potentes, se accionan en cuestión de segundos. Y también en cuestión de segundos salvan o hieren, a veces a muerte. Te elevan a las estrellas o te hunden en el abismo. Son La Mirada y la Palabra, colosos que aniquilan al espíritu más agradecido o resucitan a un ánimo muerto. Todos las poseemos. Peligroso es el poder que llevamos en los ojos y la boca, nosotros los humanos.
También existen los silencios: ásperos y despiadados a veces, compasivos y sabios otras. La intención los orienta: o paz o guerra…y sin paz no se vale, tampoco sin estrellas.
Certera reflexión,nos leemos.Saludos.
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Gracias Jorge por comentar, pero sobre todo por leerme. El regalo mejor que nos hacen a quienes escribir nos da la vida.Saludos desde Guatemala
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