octubre 2012
La semana pasada fue el día del niño. Entre Big Macs y anuncios todos sentimos la celebración. ¡Fui ingenua! Les mandé a mis hijos un mensaje de texto felicitándolos en su día. Como disco rallado, les recordé que los quiero más de lo que ellos pueden comprender. La repuesta de Adrián fue: «Gracias mama, pero ya no somos niños jaja! J«
Me gustaría congelar mensaje y respuesta unas cuantas décadas. Algún Día del Niño, por los años 2040’s, seguro mis hijos llegarán a contarme con nostalgia que, sus niños adolescentes, les dijeron «Gracias papi pero ya no soy niño». Si las tuviera, les enseñaría mis palabras congeladas.
Después de abrazarlos y besarlos como lo hago todos los días, les diría: «Cuesta aceptar que tus hijos dejan de sentirse niños, ¿Verdad? Pero no te preocupes: para nosotros nunca dejan de serlo.»
Ojalá Dios me regale años para acompañar a mis hijos ese día. Para entonces ya habrán entendido. Sentirán ese amor único que solo los padres conocemos: Intenso y eterno.