El baúl que resguarda los tesoros de su infancia es el más común de los lugares comunes, un trillado monumento a la nostalgia. Inmenso y perpetuo. Un pueblo de fantasmas.
El niño es un hombre, el hombre alzó vuelo.
La madre se consume en las llamas del lugar común, recuerdos resbalan por sus manos, se desatan en la memoria, susurran al oído. La envuelven, la empujan.
La madre insiste. Resbala en la sombra nocturna para lamer el pasado. Insiste en tocar los tesoros de su niño, como si la paliza del silencio no fuera suficiente.