Es como volver a Mixco y pasar enfrente de nuestra casa de madera.
Se te rompe el pasado adentro,
se multiplica,
se convierte en un montón de pequeñas escenas-recuerdos.
Imágenes en las que te ves y añoras lo que fuiste en ellas,
cerrás un poco los ojos,
como si buscaras la esencia de aquella felicidad.
El presente te arrincona.
La casa ya no nos pertenece,
la casa ya no es casa,
¿la niña…?
¿las niñas…?
ya no soy niña, ninguna lo es.
Nada es como entonces
así se desarma un lunes.