Para nuestros extrañados hijos, suenan a vocablos marcianos. Para nosotros son fósiles de una época que se fue para no volver. Simbolizan tardes inolvidables de amigos y juegos. Fueron términos cotidianos de una era en la que, para jugar, no necesitábamos wifi, consolas o smart phones. Mientras encontráramos a otros niños y niñas, un jardín o una calle amable, y la justa dosis de imaginación, la jugada estaba hecha, las horas galopaban entretenidas y la pasábamos de lo mejor.
http://youtube.googleapis.com/v/NCiF7evbd5I&source=uds
LOS JUEGOS DE MI NIÑEZ
Conozco expresiones infantiles del siglo XX, en vías de triste e inevitable extinción. Se irán a la tumba para siempre cuando nuestra generación lo haga. Estuve conversando con mis sobrinos pequeños. No conocen nuestros términos de niñez y juegos. Algunos torcían el gesto en un enorme signo de interrogación. De todos los chicos a quienes pregunté, solo 2 niñas conocían algunos.
«Tenta eléctrica», «Chiviri cuarta», «Matatero terolá», «Un dos tres cruz roja», «Arranca cebolla», “¿Qué vendes María?” y «Tribilín a la bombonchín» son algunas de estas víctimas desahuciadas.