Mañana es el cumpleaños de mi mamá. También es el de Guatemala, pero nosotros celebramos a mi mamá, no podría ser de otra manera. Mi mamá es una fuerza de la naturaleza.
No es precisamente Martha Stewart a la hora de hacer un pastel, pero siempre se encarga de que haya uno para festejar a los suyos. Ella no dibuja en porcelana, está ocupada trazando buenos negocios. Mi mamá no recibe cursos en el Club Jardín, prefiere ir a New Horizons a instruirse en su muy predilecto arte de la tecnología. Su poder creativo está en sintonía con el siglo XXI.
Como si fuera relámpago, mi mamá se sube a un avión cuando se trata de ir a socorrer a sus hijas, yernos o a sus hermanas. No importa a donde o cuando. Es bastón 24/7 cuando nos cojean las almas a sus hijas, es ingeniera si le solicitamos ayuda técnica de todo tipo, inclusive es asesora en sistemas de seguridad. Es célebre directora de todo tipo de orquestas: desde actividades con los nietos hasta descargas de toneles en las bodegas del negocio, en esto solo le falta manejar el montacargas.
Mi mamá es moderna. No llorará nunca ante la triste suerte de la Marianela de Pérez Galdós, pero se conmueve hasta las lágrimas con los mensajes de despedida que recibió Andy Roddick por su retiro del tennis. No pertenece a la inmensa mayoría de mujeres que, aunque nos lo expliquen con técnicas montessorianas, no entendemos el futbol americano. Ella está “estudiando” a la NFL, para ir con su nieto a ver un partido de los Patriots, vivirlo al máximo, regresar feliz y darnos clases.
Sigue creciendo, sigue aprendiendo y aconsejando a quien se deja aconsejar. Sí, ella es mi mamá, La fuerza de nuestra naturaleza. Hoy tenemos la feliz bendición de celebrar un año más de su original e intensa vida. Gracias mil a Dios por esa dicha.
Así que, con el perdón de doña Dolores y don Pedro Molina, si quemamos cohetes no es recordando su heroica hazaña, es porque ¡Es el cumpleaños de mi mamá!
¡Feliz Cumpleaños AA! Gracias por todo y por siempre.