De mi gente

Su inglés es impoluto. Coloca la gramática y la melodía de las palabras en un inmejorable sitio. Atiende a turistas. Elogio su talento. Agradece. Mi joven compatriota posee una sonrisa tan limpia como su lenguaje. 

—Soy intérprete —responde.  —Cinco idiomas —añade.  Es una digna y hechicera mesera que atiende un turno en extremas madrugadas. 

Que llegue lejos, le deseo.

Observo su energía y su disposición al futuro, evoca viejos, fundamentales recuerdos.  

Entretenida en los andares de la joven de los idiomas me  sorprende una sensación parecida a la alegría. 

Mi mañana inicia afortunada, con admiración a mi gente y mi género, a la  juventud.  Inicia con cierta,  inesperada esperanza.

 Y claro, el día se estrena con gratitud. 

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