Rebobinar los años como quien busca dónde quedó la bifurcación.
Padecer la certidumbre de que en algún sitio se perdió el camino alterno.
Saber que jamás sabremos,
es tan largo el tiempo.
Un blog de Nicté Serra
Rebobinar los años como quien busca dónde quedó la bifurcación.
Padecer la certidumbre de que en algún sitio se perdió el camino alterno.
Saber que jamás sabremos,
es tan largo el tiempo.
Crepuscular, melancólica.
Exultante, titilante
a veces ilusa.
Otras veces
militante de silencios
realista feroz,
anclada
de centro a centro.
Y estas tragedias
contradichas
no se enderezan así no más.
He tirado la misma toalla muchas veces. Quedo empapada de falsas razones, muerta de frío, desnuda y triste.
Pero hoy me ha iluminado un misterio indescifrable, una noción antes durmiente.
No es cuestión de tirarla, es cuestión de secarme distinto. De arroparme yo misma, de no morir de frío en aguas ajenas.
Las sombras más frondosas son quizá la fuente de inspiración con mejores matices.
Dede sus andamios asoma el buen lado del dolor.
A partir de él, una deconstrucción con posibilidades.
Ver a los ojos a quien te atiende,
a quien te saluda.
Ver los ojos de quien pide tu ayuda.
Leer su aflicción, sostenerla. No importa la brevedad del momento, lo sentirá.
Sonreír aunque la mascarilla proponga una adivinanza. Sonreír también con la mirada.
Tan fácil,
tan poderoso,
tan necesario.
Rozar una felicidad particular y salvaje,
acariciarla en ciertas lecturas,
en conversaciones irrepetibles.
¿Cómo no amar las palabras?
Si la felicidad es un fuego breve proclive a la escasez.
Las otras alegrías, quedarte con ellas o permanecer en ellas.
Grabar dentro de su imagen lo que fuiste cuando sucedieron, lo que sentiste mientras duraron.
Crearles una rúbrica a donde volver, convertirlas en asidero.
A las otras alegrías, aunque hoy sean solo el recuerdo de coincidencias inesperadas y silenciosa certidumbre, construirles un íntimo altar.
Algo así.
#enpocaspalabras