Hasta siempre

Además de lo demás, la lectura es un espacio de afectos y complicidades. Pertenecer a una tribu de mujeres que leen ha sido fuente de vitalidades, de fuertes emociones.

De felicidad, para mencionar ejemplos. Somos afortunadas.

El de hoy ha sido un día distinto, una de nosotras ha muerto, la primera. A algunas la noticia nos pilla lejos, a todas nos tiene muy consternadas.

Quiero pensar que de alguna manera estuvimos cerca, que las que pudieron acompañar el entierro llevaban nuestra presencia, que estábamos tomadas de la mano, frente a sus restos, en un cariñoso rito de despedida.

Leo las últimas páginas del libro sobre el cual conversaremos dentro de pocos días. Será parteaguas, recordado de forma particular, el primero sin la inolvidable María Isabel. El que leíamos cuando María Isabel partió… el libro de María Isabel.

Nos acompañamos en los universos que suceden en los libros, comprendemos su poder, disfrutamos de la misma magia. Somos practicantes de una devoción que dicta la manera en que percibimos y llevamos y hasta desafiamos la vida.

Compartimos tanto que ante la pérdida definitiva nos une el mismo dolor.

Hasta siempre, María Isabel.

Deja un comentario