Esta sensación de ser invisible, esta forma de ya no estar, este insomnio que se expande por tanto debatir mi propia ausencia, esta novedad obtusa de ya no encontrarme ni en los libros duende, de no sentir el abrazo del poema infalible. Este dolor de ya no saber cómo perder el desasosiego en la armonía de una canción.
Noches sin dormir… han vuelto.