De eternas noches

Es noche de viernes, inmensa, envuelve todo. Asoma casi desolada. Fantasmas de música la salvan, colocan piezas de belleza en cada una de sus esquinas.

Es noche de viernes y yo, habitante de su largo tiempo, desplazo el alma en los confines de un libro.

Encuentro el gozo añorado en su piel de papel. Me hundo en su cuerpo sin pensar en faenas del día siguiente.

La mente se deja ir, sumerge turbación y búsqueda en la literatura.

El aire se aliviana. El espíritu florece, la noche puede ser eterna.