Escritura y compromiso

Aunque la escritura sea una manifestación artística, un ejercicio que reta a la creatividad y a la imaginación, también encarna compromisos.

Escribir ficción, por ejemplo, perfila sin reservas los infinitos relieves de la condición humana. Explora, desnuda, inquieta. Muestra, no explica. Despoja del miedo a lo distinto, tiende puentes.

La literatura coloca llanto ahí en donde más se necesita, da voz a quienes han sido silenciados. Estimula el ejercicio de la compasión. Habla mirando a los ojos. Crea belleza a partir de casi nada. Con suerte, cambia la historia de cada lector.

La poesía se gesta en el centro mismo del sentimiento. Surge pura. Es el más feroz intento por preservar la hondura en la emoción.

El teatro es el cosmos de todos los espejos.

El ensayo, una inspección continua de la fragilidad o de la evolución. Una manera de utilizar el lenguaje para colocar dedos sobre todas las llagas. El perpetuo cuestionamiento de lo que sí es y lo que no debiera ser.

Toda expresión artística es un acto de resistencia, un camino construido con recursos estéticos que conduce a nuevos lugares en la conciencia colectiva.

Cada rama en el espacio de la creación guarda un compromiso supremo, el compromiso con el arte mismo.