En la desolación que trastoca la noche, no hay asidero más sólido que la sabiduría de un libro.
Mientras cobijemos la mente con mantos lectores, discretos, como si supieran de qué va esta vida, de qué va la noche, el dolor y el reto aguardarán.
Un blog de Nicté Serra
En la desolación que trastoca la noche, no hay asidero más sólido que la sabiduría de un libro.
Mientras cobijemos la mente con mantos lectores, discretos, como si supieran de qué va esta vida, de qué va la noche, el dolor y el reto aguardarán.