Quizás volver a una cama pequeña sea la respuesta. Encontrar formas de desandar los años de salir de la cama ancha que colocó continentes en medio de los cuerpos. Sí. Quizás un lecho pequeño encienda de nuevo la llama uno diminuto, como el que compartían cuando se iniciaron en el amor. Tal vez recuerden. Tal vez ardan de nuevo en aquella fogata en la que fueron tan felices. Tal vez la sientan. Tal vez les sorprenda el milagro del placer. Tal vez el calor. Tal vez el gozo joven de los pies encontrándose sin buscarse. Puede ser, sí. Una cama pequeña para recuperar la gran fogata. No, quizás no se ha perdido todo. Sí, amiga. Tal vez la cama, tal vez probás...
