Cabeza que no lee

La cabeza que no lee no ha saboreado la felicidad que brota desde el fondo de un buen texto.

Coincide con un libro y lo deja ir, como si fuera un bicho mínimo. Indiferente, lo ve partir o lo deja perdido en sombras, como si la felicidad cayera de los árboles, o de las nubes, como si algo tan precioso sobrara en este extraño mundo.

Juan Tallón , “Mientras haya bares”