Aún inmenso,
el sábado nocturno perfora un vacío tras otro,
como si fueran túneles dentro de túneles.
Se hacen más oscuros con el paso de las horas,
más estrechos,
más largos.
Los vacíos
sus túneles.
Día: 23 de junio de 2019
Hitchcock y Miguel Ángel
La chica me ve leer. No la tablet, no el celular. La guapa joven ve cómo, alienígena yo, en ese café digital donde todos operan pantallas o pantallitas, leo un libro de papel, tinta y pasta. Un prodigio con aroma, con textura. Mientras me pierdo en la lectura, el separador, acompañante de la taza de café y el pastel de queso, descansa sobre la mesa. Es una tableta de cartón con una fotografía impresa en blanco y negro.
La chica lo ve y feliz declara
—¡Ah! ¡Es Alfred Hitchcock!
No supe si reír, llorar o darle un coscorrón. ¿Cómo le explicas a alguien tan amable y espontáneo que tu hígado hierve? ¿Cómo le decís que Asturias y Hitchcock pertenecen a dimensiones ajenas que a penas se interceptan?
¿Cómo me explico que alguien tan joven conozca a alguien tan viejo de un lugar tan lejano y desconozca a Miguel Ángel, el grande de grandes, el siempre vivo de esta tierra nuestra?

