De la noche a la mañana. Así se siente. Los años se atragantan unos a otros y no tienen más gracia que crecerlos, transformarlos. Convierte aquellos bodoques en adultitos con DPI y esa extraña actitud de «¿permiso? no…Ya no. Pero tu fresh mamita de mis amores. Yo te informo. Y si no, igual, tu fresh.»
Ni modo, toca. Aunque vale la queja, de vez en cuando hacen falta vientos de niños por la casa. Mucho pesan los silencios que a cambio quedaron.
Ni modo, toca. Aunque vale la queja, de vez en cuando hacen falta vientos de niños por la casa. Mucho pesan los silencios que a cambio quedaron.
Y eso de «tu fresh» es un sombrero que a veces se me cae. Aún me queda grande.